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jueves, 2 de enero de 2014

Review “Vessel” de Sarah Beth Durst

"You can't afford to care too much about anyone or anything.
None of us can." -Pia.



Título: Vessel
Autor: Sarah Beth Durst
Género: Fantasía, mitología
Publicado el 27 de agosto de 2013 por Mc Elderry Books
Tapa blanda
Páginas: 424
ISBN: 9781442423770



Sinopsis: 

Liyana has trained her entire life to be the vessel of a goddess. On the chosen day, she dances to summon her tribe’s deity, who will inhabit Liyana’s body and use magic to bring the rain. But her goddess never comes. Believing it to be Liyana’s fault, her furious tribe abandons her in the desert where she expects to die, until a boy walks out of the dust in search of her.

Korbyn is a god inside his vessel, and a trickster god at that. He tells Liyana that five other gods are missing and they set off on a dangerous journey in search of the other forsaken vessels. Not everyone is willing to believe the trickster god’s tale, but the closer Liyana grows to Korbyn, the less she wants to disappear to make way for her goddess. But she has no choice: she must die so her trive can live… unless a trickster god can help her to trick fate –or a human girl can muster some magic of her own.

Opinión personal: 

Este ha sido uno de esos libros que, en una venada de locura superficial, compré porque me había enamorado de su portada a primera vista. La chica bailando, con esa ropa, esa luna, los tonos tierra del desierto… Un segundo después leí la sinopsis y pensar en la aventura de unos recipientes en busca de sus dioses desaparecidos por el desierto me obligó a quererlo conmigo. Sin olvidar que cuando leí “trickster god” (dios de los engaños) automáticamente pensé en Loki y me dije “Maka, esto tiene que estar genial”.

Bueno, me equivoqué un poquito. La historia está bastante bien, luego os la comentaré un poco, pero me sentí timada con lo del dios de los engaños. Esperaba que Korbyn fuera un tramposo, un mentiroso, que tuviera cosas ocultas que liaran la trama, pero lo único que tiene de trickster es su reputación en la mitología creada para esta novela. En the Dreaming (que en mi cabeza yo traducía por el Sueño) existen los dioses cuando no descienden a sus recipientes humanos, cada cien años, para cuidar de su tribu y asegurarse de que siguen vivos en el desierto hasta que el dios vuelva; y también es adonde van las almas de los muertos. Y claro, en el Sueño, los dioses tienen sus historias, sus rifirrafes y eso genera las historias que los humanos cuentan. Korbyn allí sí que hizo sus truquitos y se ganó esa reputación, pero es tan cacho de pan que… ¡Yo quería un Loki de desierto!

Pero bueno, eso no ha sido tan malo, Korbyn me ha caído muy bien, lo único que me he sentido un poco como si al ver la sinopsis me estuvieran ofreciendo una caja con cuatro donuts y uno de regalo, pero al abrir la caja el donut de regalo no estuviera. Me como los cuatro donuts muy a gusto, pero yo quiero el que me regalaban.

Delirios a parte, y por si a alguien le flojea el inglés, hasta la página 52 todo lo que pasa es una explicación de que Liyana es el recipiente de Bayla, diosa del Clan de la Cabra (Goat Clan, suena menos ridículo en inglés), la despedida de sus familiares, como baila para que Bayla llene con su alma su cuerpo y ella muere y como, al no suceder eso, su clan decide abandonarla.

Y es que uno de los puntos flojos de este libro ha sido la sensación de lentitud que me ha dado mientras Liyana y Korbyn viajaban por el desierto, de clan en clan, para buscar a los recipientes de los otros dioses y juntos averiguar qué ha pasado con los dioses y recuperarlos. Son cuatro clanes a los que tienen que alcanzar antes de que los recipientes bailen y los clanes tomen decisiones con respecto a ellos cuando se den cuenta de que su dios no ha acudido y, por la reputación de Korbyn, no es fácil que les crean.

Me ha encantado la relación que se va formando entre Liyana y Korbyn. Liyana y los demás recipientes que aceptan alegremente su destino de morir por su dios y su tribu no me han caído tan bien como Raan, que es muy amarga y odia su destino más que nadie.

"I could have been sleeping."
"You weren't", she said.
"How did you know?". He opened his eyes.
"You have a little purr to your voice when you sleep."
"I don't purr."
"Don't worry". she said. "It's a divine purr."

Y de vez en cuando, nos topamos con un capítulo contado alrededor de las acciones de El Emperador. ¿El Emperador de qué? ¿Qué demonios pasa con él y por qué no me entero de nada? ¿A dónde va todo esto? Eso me preguntaba yo cada vez que me topaba con un capítulo suyo. Pero la verdad es que en cuanto se encuentran El Emperador y los recipientes y, un poco después, aparecen los dioses… ahí ya no podía parar de leer.

"You do realize that you are addressing the emperor of the Crescent Empire."
"And you are addressing a free woman of the desert. You are not my emperor. Therefore I am your equal."

Las conversaciones entre Liyana y El Emperador me han gustado incluso más que las de Liyana y Korbyn, y El Emperador me ha gustado mucho más que Korbyn. Pero eso me ha hecho tirarme un poco de los pelos contemplando las posibilidades del triángulo/cuarteto amoroso que iba surgiendo y que finalmente se resuelve bien, pero amargo para mi gusto. Y es que el final me ha resultado un poco extraño; ese epílogo tres años después me ha dejado muy confusa.

De todos modos, me ha gustado mucho la construcción de este mundo en el desierto, con sus dioses (a los cuales he odiado muchísimo, especialmente a Bayla) y todos los cuentos que aparecen sobre esta mitología. Además, ha sido una historia en la que no hay ningún “malo”, sol personas tratando de salvar a otras.


Valoración:

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